“Lo esencial es invisible a los ojos”
Antoine de Saint Exupèry nos regaló esta potente reflexión en su obra El Principito y, al recordarla, no puedo evitar sonreír al pensar en la paradoja de un sector, el de los envases plásticos para alimentos, en el que lo esencial debe ser, necesariamente, visible a los ojos.
Transparencia y nitidez, tanta como si de un cristal traslúcido se tratase, son los principales atributos que debe tener un envase para que nuestros ojos puedan “ver” la calidad de un alimento fresco envasado.
No es admisible para el mercado un envase en el que la condensación de gotas de agua no sólo impida ver el alimento que contiene, sino que incida directamente en el deterioro del mismo, e incluso origine sustancias nocivas para el consumidor.

EFECTO VAHO / EFECTO ANTIVAHO

El fenómeno de condensación de diminutas gotas de agua sobre una superficie, conocido como vaho o empañamiento, se produce principalmente cuando el vapor de agua que está contenido en el aire se transforma en líquido al entrar en contacto con una superficie fría.

Este fenómeno afecta notablemente a los productos fresco envasados, como es el caso de los pescados, carnes, frutas y verduras, que al exponerse en espacios refrigerados sufren  dicha condensación de agua debido a la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior del envase que los contiene, volviéndolos opaco y acortando la vida útil del alimento.

De igual forma, en los films agrícolas destinados a cubiertas de invernadero, acolchados y otras aplicaciones, la formación de gotas de agua impiden una óptima transmisión de la luz, necesaria para el alto rendimiento de los cultivos.

Es un problema complejo que requiere una solución específica para cada situación.

Surgen, así, los denominados agentes antivaho.

Por definición, son una serie de sustancias químicas que impiden la condensación del agua y su efecto niebla sobre determinadas superficies.

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